En Punto y Línea Entre Telas, creemos que los muñecos de tela no son solo juguetes, sino compañeros de vida, guardianes de recuerdos y memorias. Con el paso del tiempo, el desgaste es inevitable, pero su valor emocional permanece intacto. Por eso, nos especializamos en la restauración de muñecos de apego, dándoles una segunda oportunidad para seguir acompañando a quienes los atesoran.
Amigo de tela "Tummy"
Los muñecos de apego no son simples objetos de los cuales podamos o queramos deshacernos fácilmente ya que en ellos depositamos emociones, recuerdos, momentos; memorias. Estos muñecos, más que objetos, son compañeros, amigos de tela que hacen parte de nuestra vida y por ende merecen un trato especial.
Los objetos de apego pueden tener un impacto muy positivo en nuestra salud mental y emocional, hay estudios que demuestran que los adultos que poseen un muñeco de apego manifiestan sentirse más seguros, menos ansiosos con su compañía y más conectados con su pasado. También pueden ayudar a reducir el stres y la soledad en personas mayores.
Este oso ha sido el amigo de tela de Sara por más de 20 años, es la muestra encarnada de como un objeto, en este caso un muñeco de tela, puede llegar a ser tan importante para la vida de alguien, lo ha sido tanto, que a pesar del deterioro que ha sufrido con el paso del tiempo, Sara lo sigue conservando, ya que él sigue cumpliendo su misión, de acompañarla y atesorar sus memorias entre sus telas. Éste es un muñeco de apego que llegó a manos de Sara a sus 17 años y desde aquel entonces sigue acompañándola en su travesía.
Hace unos días recibí con amor a Tummy, el oso de Sara para restaurarlo y darle una segunda oportunidad para que pueda así seguirla acompañando como muñeco de apego unos buenos años más. Al recibirlo supe que sería imposible mantener toda su tela original ya que el deterioro no daba para poder hacerlo de tal manera, por ello le propuse a Sara ponerle parches de diferentes telas al oso y poder así reconstruirlo, dándole forma de nuevo, manteniendo su tela original conservando así su esencia.
El oso quedó lleno de remiendos, cubierto de parches de mis telas favoritas, telas que he ido reuniendo a lo largo de los últimos seis años y que han hecho parte de proyectos muy especiales para mí.
Reconstruir este oso, me hizo pensar tal vez en lo que somos todos y cada uno de los humanos, montones de retazos, de remiendos, de tela sobre tela, como capas de experiencias y aprendizajes que vamos acumulando y haciendo parte de nuestra piel y de nuestro ser.
Este muñeco de apego necesitará más mantenimiento, por eso pensé en dejar lugares vacíos que pronto necesitarán una mano y seguramente Sara podrá dársela, con trozos de telas que signifiquen algo para ella.
Este oso seguirá contando historias, capturando y conservando memorias mientras se le dé el amor y el trato que merece.